Inside BO BURNHAM. La mente de un genio.
>>> 3 minutos
Bo Burnham es un genio.
A los 16 se convirtió en una de las primeras sensaciones virales de internet por sus gags entremezclando comedia y musicales en una plataforma (Youtube) que hacía nada que existía. Cuando contaba con 20 ya se había convertido en el más joven de la historia en firmar un contrato con Comedy Central, y actuaba en los festivales más importantes como el de Edimburgo. A sus 25 ya había firmado dos especiales de comedia con Netflix y ahora, a sus 30, después de escribir y dirigir Eight Grade, su primera y premiada película, ha logrado convertir su última pieza de comedia –también para Netflix- en una de las obras que mejor reflejan la soledad claustrofóbica y la angustia pandémica llena de pantallas de los tiempos de la COVID-19.
Y siguiendo al maestro Billy Wilder, cuando decía aquello de “If you're going to tell people the truth, be funny or they'll kill you.”, el talentoso Burnham ha logrado acompañar su último show con risas mezcladas con profundas reflexiones, como las que su última obra está provocando en el público sobre el estado de nuestra sociedad. Inside es todo un viaje ácido del humor a la reflexión y a la depresión y otra vez de vuelta al humor. Un humor crítico como el de George Carlin. También algo psicodélico como el de Bill Hicks.
Con 6 nominaciones a los Emmys, y con la posibilidad –el rumor parece ruidoso y fiable- de convertirse en el primer cómico desde Robin Williams en 1979 en ser nominado a los Grammys, Burnham puede hartarse a recibir galardones en el próximo año. Y los Oscars es probable que se acuerden también de él. Lo que está fuera de toda duda es que Inside es una pieza que será recordada y que coloca al joven cómico, luego convertido en actor y director, en un artista con todas las letras. Alguien que está captando e ironizando como pocas personas el espíritu de las generaciones actuales de un Occidente en franca decadencia. Alguien que con 20 años cantaba que el arte había muerto, y que ha acabado por contradecirse con su propia creatividad.
Alerta Spoiler: si no has visto Inside aún, este es un buen momento para que dejes de leer esto, vayas a verla –la puedes encontrar fácilmente en los confines de la web- y luego vuelvas a terminar el resto del artículo.
Inside se nutre y divaga sobre principalmente dos temas: las situaciones que casi cualquier persona ha vivido durante los confinamientos, y el mundo de Internet y la invasiva –y a veces grotesca- digitalización de la sociedad. Los youtubers, gamers, podcasters, twitchers, influencers o coachs van a sentirse identificados/ridiculizados en varios momentos. Algunas de ellas entremezclan estas dos temáticas magistralmente como los gags de “una videollamada con mi madre” o sobre el sexting en tiempos del coronavirus.
Su obra reparte para todos (el primero que recibe es él mismo): está llena de crítica al enorme efecto totalizador y perturbador de las redes sociales y de las grandes corporaciones de este tecno-feudalismo emergente “allowing giant digital media corporations to exploit the neurochemical drama of our children for profit … maybe that was a bad call by us."
Destaca por un reconocimiento de los privilegios de los varones blancos lleno de sarcasmo. No omite advertencias sobre la gravedad del desastre climático que ya hemos provocado: en su That Funny Feeling dice "20,000 years of this, seven more to go," referring to the window of time we have to take action against global warming, and to the “climate clock” instalado en Nueva York.
Da hilarantes lecciones de historia y economía dadas por un calcetín irreverente y algo marxista.
Nos obsequia con fina ironía para apelar a la greatness de Jeff Bezos –quien recibe por partida doble-, y lo completa con autocrítica sobre su evolución como performer: empezó siendo un adolescente, y en parte por ello, en parte por el momento histórico, decía en sus bromas en 2006 cosas de las que hoy ya no está tan orgulloso.
En una de las canciones/gag –
Problematic- se autocensura él mismo al tiempo que ironiza sobre la cultura de la cancelación. En otra pieza –Unpaid Intern- comenta su propio vídeo una y otra vez generando un bucle para simbolizar el ruido de la jaula de grillos esquizoide que es a veces la red.
Estas son tres tendencias en su obra, la autorreferencialidad, muy evidente en varias piezas. La metaficción, como formato para poner en valor la dificultad del proceso de grabarse, iluminarse, escribir, dirigir y protagonizar los gags. Y el ataque edípico de un niño que fue uno de los primeros hijos de Internet y que ahora ataca al padre consciente de que se está convirtiendo en un villano. Prueba de esta teoría es “Welcome to the Internet” para mí, la mejor pieza artística del especial con diferencia. White Woman’s Instagram, All Eyes on Me o How the World Works también estarían en mi ranking de piezas favoritas sin duda alguna.
Tras cinco años escondiéndose de los escenarios por una serie de recurrentes ataques de pánico que sufría en plena escena en su última gira, el niño prodigio de la creatividad y el humor, Bo Burnham, ha vuelto, y de qué manera.
Tal y como ha ido titulando sus obras quizá nos ha ido dando una pista cronológica de su drama interno: Words, Words, Words, What, Make Happy, Inside. Alguien tan interesado por buscar las palabras perfectas para hacer feliz a la gente –algo que según reconoce le cuesta conseguir consigo mismo- nos está queriendo decir algo –tal vez inconscientemente- con la secuencia cronológica de títulos elegidos para sus especiales de comedia.
Tras Make Happy –su anterior y último especial- decidió dejar el mundo de la actuación en directo para ponerse a escribir y dirigir especiales de otros cómicos, para evitar sus ataques de pánico, y tal y como relata en Inside, justo cuando había decidido preparar otro especial y volver a los escenarios, llegó la pandemia. Eso provocó un cambio de planes, y la gestación de una obra que le va a dar a conocer al resto del mundo, porque su trabajo ha relatado una experiencia cuasi universal con maestría, profundidad y humor. Una mezcla explosiva e hilarante con pinta de ser tan viral como la pandemia que la ha provocado.